Ciudad del Vaticano.- El Vaticano ha publicado el mensaje del papa León XIV para la LIX Jornada Mundial de la Paz a celebrarse el 1 de enero próximo, bajo el título La paz esté con todos ustedes: hacia una paz ‘desarmada y desarmante’. En el mensaje con el que Papa arranca el año civil explica las implicaciones de los conceptos 'desarmado' y 'desarmante' que desde el inicio de su pontificado han formado parte de su orientación petrina.
León XIV apunta que las religiones deben prestar el servicio fundamental de vigilar el creciente intento de aquellos grupos que pretenden transformar los pensamientos y palabras en armas; pero, sobre todo, el pontífice denuncia a quienes "arrastran las palabras de la fe al combate político" así como "justificar religiosamente la violencia y la lucha armada". El Papa llama a los creyentes a "desmentir activamente esas formas de blasfemia que opacan el Santo Nombre de Dios".
El mensaje fundamenta su propuesta en una visión de la paz como una fuerza transformadora y presente; y el Papa no define la paz como una meta lejana, sino como un principio activo. El pontífice afirma: "Antes de ser una meta, la paz es una presencia y un camino".
Esta paz, identificada con la de Cristo resucitado, se describe con una frase central del texto: “Esta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante”. La estrategia subrayada es la acogida y el reconocimiento de esta paz en la vida individual y comunitaria, resistiendo a la “contaminación de las tinieblas”; por ello, el Papa invita a custodiar la paz “como una pequeña llama amenazada por la tormenta” y a recordar el testimonio de sus testigos.
Estrategias para una paz “desarmada”: el rechazo a la lógica de la violencia
La noción de paz “desarmada” se extrae directamente del ejemplo de Jesús y su rechazo a la violencia. El mensaje cita el Evangelio: “Envaina tu espada” que Jesús le ordena a Pedro. Esta opción se presenta como un camino profético para los cristianos, que “deben hacerse proféticamente testigos de esta novedad, recordando las tragedias de las que tantas veces se han hecho cómplices”. La estrategia implica una conversión personal y colectiva hacia la no violencia y la misericordia activa.
Frente a esto, el documento señala acciones contrarias a la paz. Denuncia la lógica del miedo y la fuerza que domina las relaciones internacionales: “la fuerza disuasiva del poder y, en particular, de la disuasión nuclear, encarnan la irracionalidad de una relación entre pueblos basada no en el derecho, la justicia y la confianza, sino en el miedo y en el dominio de la fuerza” y cita san Juan XXIII, quien advertía que esta dinámica hace que “los pueblos vivan bajo un perpetuo temor”.
El Papa Prevost denuncia directamente el gasto militar y la ruta armamentista internacional: “en el curso del 2024 los gastos militares a nivel mundial aumentaron un 9,4%... alcanzando la cifra de 2.718 billones de dólares” y critica que “se promueven campañas de comunicación y programas educativos... que difunden la percepción de amenazas y transmiten una noción meramente armada de defensa y de seguridad”.
Otra acción contraria denunciada por el pontífice es el “proceso de desresponsabilización de los líderes políticos y militares” por el “delegar a las máquinas decisiones que afectan la vida y la muerte”. El mensaje exhorta a “denunciar las enormes concentraciones de intereses económicos y financieros privados que van empujando a los estados en esta dirección”.
Estrategias para una paz “desarmante”: diálogo, desarme integral y fortalecimiento institucional
La paz “desarmante”, para el Papa, es la que desactiva la hostilidad desde la raíz. La primera estrategia es el desarme integral, que “sólo puede afirmarse mediante la renovación del corazón y de la inteligencia”. Se recupera la propuesta de san Juan XXIII: “una paz internacional verdadera y constante no puede apoyarse en el equilibrio de las fuerzas militares, sino únicamente en la confianza recíproca”.
El diálogo en todas sus formas es otra vía esencial: diálogo ecuménico, interreligioso y con el mundo. El mensaje pide que “cada comunidad se convierta en una ‘casa de paz’, donde aprendamos a desactivar la hostilidad mediante el diálogo”; sin embargo, el pontífice alerta sobre una acción contraria a la paz: “arrastrar las palabras de la fe al combate político, bendecir el nacionalismo y justificar religiosamente la violencia”.
Por ello, el Papa apela en el ámbito político a retomar “el camino desarmante de la diplomacia, de la mediación, del derecho internacional”, pues considera que en el mundo se advierte “cada vez más frecuentes violaciones de acuerdos alcanzados con gran esfuerzo”.
Así, el mensaje aboga por “el reforzamiento de las instituciones supranacionales” y reconoce que el desarme general es posible "si este desarme no es absolutamente completo y llega hasta las mismas conciencias"; por eso mismo pide a los gobernantes que examinen “la manera de lograr que las relaciones internacionales se ajusten en todo el mundo a un equilibrio más humano... fundado en la confianza recíproca”.
Finalmente, León XIV propone contrarrestar el fatalismo porque, "de hecho, la mejor manera de dominar y de avanzar sin límites es sembrar la desesperanza y suscitar la desconfianza constante, aun disfrazada detrás de la defensa de algunos valores"; en contraste propone el desarrollo de “sociedades civiles conscientes, de formas de asociacionismo responsable, de experiencias de participación no violenta, de prácticas de justicia reparadora” y recupera de León XIII: “El hermano, ayudado por su hermano, es como una ciudad fortificada”.
En conclusión, el mensaje pontificio para 2026 delinea una arquitectura de paz basada en el testimonio no violento, el desarme de las conciencias, el diálogo y la cooperación institucional. Simultáneamente, ofrece una severa crítica a los obstáculos que la frenan, especialmente al uso de la fe como herramienta política, a la educación basada en el miedo y a la desconfianza hacia el prójimo disfrazada de 'desfensa de valores'.
MENSAJE DE SU SANTIDAD LEÓN XIV PARA LA LIX JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ 1 DE ENERO DE 2026

